A lo largo de nuestra experiencia con niños, jóvenes y adultos, observamos que hay situaciones especiales que resultan potencialmente amenazadoras.
Esta característica es clave en una respuesta de ansiedad, entendida como respuesta emocional anticipatoria ante una interpretación que hace la persona sobre una situación que percibe POTENCIALMENTE como amenazante.
Es fundamental diferenciar entre dos conceptos que se suelen confundir y son diferentes por la causa que los provoca:
respuesta emocional y fisiológica del organismo ante una situación amenazante REAL, destinada a garantizar la supervivencia. Ej: Apartarse cuando vemos que nos chocaremos contra un obstáculo, salir corriendo cuando un animal peligroso nos persigue (avispa, rata, perro agresivo, etc.)
respuesta emocional y fisiológica del organismo ante la INTERPRETACIÓN AMENAZANTE de una situación. Es una respuesta anticipatoria ante POSIBLES consecuencias negativas de la situación que pueden o no ser reales.
Ej: Entrevista de trabajo, examen, lugar en el que me he mareado, diagnóstico de una enfermedad, etc.
Por lo tanto tiene mucha importancia el juicio u opiniones que tenemos sobre las cosas que nos preocupan o atormentan, ya que nos provocan emociones positivas (alegría, amor) o negativas (tristeza, miedo, rabia, sospecha, etc.) y nuestro cuerpo sufre las consecuencias placenteras o displacenteras que nos provocan.
Las emociones SON ADAPTATIVAS, nos predisponen a la acción o al reposo que necesitamos y a pesar de la mala fama que les atribuimos algunas veces, son necesarias para nuestra supervivencia.